Exposición colectiva a cargo de Rafael Ruiz. Baixada de les Escaletes, Mataró.
Obras de Iñaki Álvarez, Alejandro Cánovas, Jordi Folgado, Sonia Marco, Clara Montserrat y Jordi Ruiz.
INTERREGNO: espacio de tiempo durante el cual un estado no tiene rey; durante el cual están suspendidas las funciones de la autoridad acostumbrada; lapso.
«Ser un artista reeducador o un artista personalista ya no significa tener una vocación, sino una carrera».
Donald Kuspit
UNO- Se podría considerar que cualquier sublimación del estilo conlleva la autodestrucción y que el suicidio definitivo puede adquirir el significado de un estilo absoluto. Si pensáramos que el yo externo del artista debe desaparecer, salir, para poder crear los objetos o los espacios que sirvan de tránsito entre la sociedad (el mundo) y el yo interno del espectador, y que esta suerte de patología es el signo estilístico diferencial entre el falso y el auténtico artista en un siglo en que el artista no ha dejado de cuestionarse a sí mismo ya su trabajo, podríamos decir que cierto tipo de obra, consciente o inconscientemente, parece que se complace mostrando este hecho, o sea, a mostrarnos que nos encontramos ante la obra de un auténtico artista y no de un falso artista mediante la exhibición de su autodestrucción estigmatizada. Así, lo que tendríamos delante sería un abanico pintoresco de desapariciones ejemplares con una siempre relativa radicalidad estilística como única pauta valorativa, como justificación exclusiva. Pero seguramente desaparecerían el espacio potencial, el espacio donde tiene lugar la experiencia que el arte propone, y, por tanto, esta misma experiencia.
DOS – Si pensamos que, efectivamente, en algunos casos se hace difícil encontrar este espacio potencial que supuestamente deseamos, quizá sería necesario realizar un pequeño replanteo. Si pensamos que el yo interno y el yo externo forman una parte indisoluble, tal vez deberíamos plantearnos la idea de construir un puente afable entre los dos donde tengan lugar tanto la crítica como la celebración, tanto el placer como el dolor, etc .. . Si pensamos que tenemos al alcance los aciertos de la vanguardia y que conocemos algunos de sus defectos, como el narcisismo y la coquetería, la sobrevaloración de la figura del autor, el nihilismo autodestructivo, el ansia de novedad, etc … quizás nos deberíamos beneficiar. Así, podemos pensar en un arte que, restando poder a la radicalidad estilística y autoridad a la disciplina, recupera la particularidad mediante la interrelación y la lucha renovada entre el yo interno y el yo externo, aceptando el desorden. Un arte reflexivo, contingente, convulsivo, pretendidamente sereno. Un arte no tan genial como suficientemente bueno.
TRES – Por otro lado (o quizás por el mismo) también podemos no pensar nada de eso. O modificar algunos puntos. O especificar algunos otros. U opinar con García Calvo que No por mucho decir lo que se piensa, se va a pensar lo que se dice.
Rafael Ruiz